
Oí hablar por primera vez de las chías a comienzos de año. Inicialmente no despertó mi curiosidad mas que cualquier otra criptomoneda. Leí algún artículo en el que se comentaba que era una moneda «verde» y que proponía un cambio de paradigma con respecto a la minería de criptomonedas, que comenzaba a estar denostada por el ingente consumo de energía que el proceso de minería consumía. A diferencia de los bitcoins, dogecoins, ethers, … las chías no se minaban, se cultivaban.

Bueno, la propuesta era interesante pero no ahondé en exceso en la tecnología detrás del marketing.
En paralelo mi amiga Maena González estaba también investigando sobre ésta y otras criptomonedas. En su artículo Digital Gold Forever comentaba, con sentido del humor y desde un enfoque más económico-financiero que tecnológico, la aparición de esta nueva estrella en la alfombra roja de las criptomonedas.

Cenicienta trabaja en Wall Street
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En una conversación que tuvimos en mayo sobre el tema de las criptomonedas, debatimos largo y tendido sobre las chías y su éxito futuro. A mi me resultaba extremadamente llamativo que se vendiese como una criptomoneda «verde» (eco-friendly) por que en vez de requerir de un alto poder computacional –que a la postre significaba un alto consumo eléctrico– utilizaba la capacidad dormida del ordenador y en particular el espacio libre del disco duro como prueba de trabajo para la creación de nuevas monedas. También se vendía la idea de que cualquiera podía forma parte de la cadena con simplemente su ordenador personal, y que no era necesario disponer de todo un centro de datos para poder generar chías.

Carlos «el granjero»
La cadena de bloques de Chía (Mainnet) se había creado el 19 de marzo de 2021. A comienzos del mes de junio la cadena de bloques tenía 11 semanas de vida, era apenas un bebé. Debido fundamentalmente a este corto periodo de vida decidí montar una granja de chías en mi ordenador personal y comprobar de primera mano lo que se comentaba sobre esta nueva criptomoneda.
Un cripto-granjero de Chía usa espacio en disco y lo transforma en pequeños terrenos en los que siembra las claves criptográficas que eventualmente pueden producir chías.
Mi ordenador personal tiene un Pentium 7 (4×2 núcleos) y dispone de dos discos duros con un espacio total de 1.5TB repartidos en un disco SSD de 1TB y un disco mecánico de 500GB.
Para crear y sembrar un nuevo terreno (plot) de tu granja, necesitas de espacio en un disco duro de estado sólido (SSD). Aproximadamente el doble del espacio que el terreno final vaya a ocupar.
Una vez creado el terreno y sembrado con sus claves puedes moverlo a un disco duro mecánico para que tus semillas «maduren al sol».
Teniendo en cuenta el espacio disponible en ambos discos calculé que el terreno mas grande que podía crear era un K-33 que es el tercero mas pequeño dentro de las posibilidades de de Chía. Este tipo de terreno ocupa una vez generado 208.8 GiB y requiere de 521 GiB de espacio en el disco SSD para su creación (es decir, para crear este terreno use 784GB de los 1500GB totales [52%]).
Para convertirse en un granjero de chías lo primero que hay que hacer es descargarse e instalar el programa de la block chain de chía (Mainnet). El programa contiene prácticamente toda la arquitectura de Chía, incluyendo un monedero electrónico (wallet), la cadena de bloques (full-node), un granjero (farmer), un recolector (harvester) y en teoría contendrá una granja formada por uno o mas terrenos (plots). La única pieza importante de la arquitectura que no está instalada en tu computadora es «El señor del tiempo» (timelord), que es la pieza que en Chía se encarga de marcar el paso del tiempo.
Una vez que te instalas el programa lo primero que tienes que hacer es sincronizarte con Mainnet descargándote la cadena de bloque completa. Comencé este proceso de sincronización el 7 de junio de 2021 y éste funcionó de forma ininterrumpida durante 35 horas, en la que me descargue los aproximadamente 404.000 nodos que se habían creado en la cadena en sus 11 semanas y media de vida. El espacio en disco ocupado por la cadena de bloques fue de 6.67 GiB.
Copiar la cadena de bloques de chía con 11 semanas y media de historia requirió de 35 horas de computación y 6.67 GiB de espacio en disco.
El siguiente paso consiste en crear tu primer terrenito. Mi terreno de tamaño K-33 uso 521 GiB de espacio en un disco SSD durante su proceso de generación (plotting), que requirió de 32 horas de tiempo de computación continuado. Una vez generado el terreno se quedó en un espacio de 208.8 GiB que moví desde el disco SSD a un disco mecánico.
Un bloque de tamaño K-33 requiere de 32 horas de computación para su generación.

Viendo crecer mis chías
Una vez creado el terreno y sembrado con claves criptográficas, hay que dejar que el tiempo pase para poder obtener una chia.
De forma periódica la cadena de bloques plantea un reto (challenge) cuyo ganador obtendrá la recompensa del próximo bloque de la cadena. El reto consiste en presentar un hash criptográfico y el que tenga en sus terrenos el hash mas cercano al presentado será el ganador. La pieza de la arquitectura denominada «señor del tiempo» es fundamental para que este proceso de generación de retos y recompensas funcione de forma equitativa con todos los nodos de la red.
En la fecha en la que realicé el experimento una chía (XCH) estaba cotizada en 657,06 USD. La recompensa por ganar el reto de un bloque era de 2 chías, así que la posibilidad de que mi granja produjese mi primera pareja de chías era altamente interesante.
Así que me dije que por qué no pasar algún tiempo viendo crecer mis chías.
¿Y cuanto tiempo debería pasar?
La probabilidad de ganar un reto determinado viene dada por el tamaño total de la red (todos los terrenos de todos los granjeros conectados a la red), que en ese momento era de 19 EiB (1 exbibyte son 1.048.576 tetibytes!!!) comparado con el tamaño de todos los terrenos de un granjero, que en mi caso era de 208.8 GiB.
El software de chia es capaz de estimar el tiempo medio para que tu granja sea capaz de ganar un reto y obtener una recompensa.
¿Y sabéis cuanto tiempo se estimaba que debía pasar para que mi pequeña granja produjese su primera chía?
60 años
Podrás entender que no tenga tanta paciencia (seguramente tampoco tanta vida) y que tras transmitir los resultados de mi experimento a mi amiga Maena diese por finalizada mi experiencia como cripto-granjero y volviese a dirigir mi atención al torno de montaje y a la temporada de pesca.

Reflexiones de un granjero
A día de hoy, 19 de septiembre de 2019, la red de chía ocupa un espacio de 21.300 EiB, 121 veces lo que ocupaba hace tres meses y medio. Supongo que mi probabilidad de obtener una chia se habrá dividido por ese mismo factor y que el tiempo requerido para que esto ocurra será ya del orden de miles de años.
Siendo cierto que Chía requiere de un menor consumo eléctrico que una granja de minado de criptomonedas (¡anda!, también son granjeros), lo cierto es que el proceso de generación de terrenos es también una tarea computacionalmente intensiva y la probabilidad real de obtener una recompensa requiere de la generación de granjas de petabytes de extensión. Y para sembrar estos terrenos se requiere de muchas horas de computación intensiva.
Las Chías no son verdes,
son de color marrón.
Los recursos necesarios, tanto en poder de computación como de espacio de almacenamiento, para poder generar una chia en un espacio de tiempo de digamos 1 año, están muy pero que muy lejos de las capacidades que una persona individual puede tener en su casa. Solo grandes corporaciones tendrán capacidades reales de poder generar granjas lo suficientemente extensas como para que den frutos en un espacio de tiempo razonable.
La Chía es un cultivo de
naturaleza extensiva.
La llegada de Chía al panorama de las criptomonedas (para quedarse) ha creado ya tensiones en el mercado de discos duros de estado sólido. Especialmente en los discos SSD de gran tamaño. El encarecimiento y la posible escasez de este tipo de dispositivos es algo que sufriremos todos.
La cotización de Chía, tras su fulgurante lanzamiento, se ha estancado en el entorno de los 200 USD. Su menor volatilidad es la única característica positiva que he observado en esta criptomoneda.
